Por lo poco que conozco de la cultura japonesa, se puede decir que el
Zen se puede encontrar en muchos aspectos de la cultura nipona: desde el escribir hasta las artes marciales, todas logran ser manifestaciones del Zen. Junto con esto,
Shihan Demura ha definido al estilo Shito-Ryu de
Genbu-Kai como “
Zen en movimiento” podemos intuir que esta práctica tiene un lugar muy importante en nuestro entrenamiento.
Zen: de India a Japón
El Zen, como mucha otras cosas, llegó a Japón por China, pero es una tradición de la India derivada de un determinado tipo de Budismo llamado
Mahāyāna, (Gran vehículo) que aborda las enseñanzas de
Buda más como un método por sobre una doctrina.
El zen llegó a China gracias al monje conocido en Japón como Daruma (
Bodhidharma) donde la práctica se dividió en dos grandes escuelas:
línjì y
cáodòng. Como la cultura nipona se ha desarrollado con una gran influencia China, los monjes viajaban constantemente a China por instrucción lo cual hizo prevalecer las mismas escuelas de budismo zen, de China, en Japón conocidas como
Sōtō y
Rinzai.
Zazen
Aún así que haya dos escuelas, el elemento principal de la práctica del Zen se basa en el
Zazen.
Éste es un estado de contemplación sin prejuicio de la mente del practicante. Su propósito se basa en que “tal como cuando dejamos de remover el agua de un estanque podemos al fin ver el fondo”. Es decir, una “atención constante, pero tranquila” donde el practicante se libera de prejuicios y deja que su mente piense lo que desee.
No hay pensamientos correctos, erróneos o inapropiados, como tampoco existen los correctos. Sólo existe la mente. Así, junto a esta Ausencia de intención (mushotoku) se une por si misma la existencia de la iluminación, por el sólo hecho de sentarse ya se está en plena armonía. Así, shikantaza, o el acto de sentarse a hacer Zazen es una práctica que enseñanza por si misma o práctica de la no-práctica.
La escuela Sōtō hace más hincapié en la posición física del Zazen que se parece a las figuras de buda sentado: Con los ojos semicerrados, piernas cruzadas, teniendo la espalda derecha ayudado de un cojín (zafu) y manteniendo una respiración tranquila. Otras aproximaciones sólo mencionan el flujo natural de la respiración y una posición cómoda.
Koans
Por otro lado, la escuela Rinzai Zen (con una mayor relación con las artes marciales, por ser practicado por la aristocracia guerrera y los samuráis, a diferencia de la escuela Sōtō que se le relaciona más con los artistas o poetas) tenían una vida monástica, iterante y basaban su enseñanza y contemplación de los
Koans.
Los Koans eran pequeños acertijos o afirmaciones que, a primera vista, son de naturaleza absurda e ilógica, los cuales eran entregados por los maestros a sus alumnos. Estos debían contemplarlos no de forma racional o conceptual, sino, aplicando el concepto de sabiduría intuitiva: eliminando los prejuicios hasta encontrarle una respuesta, ya que todos los Koans tienen respuesta, pero que están supeditadas a las circunstancias.
Ejemplo de Koan sería:
Se ha hecho crecer una oca en una botella y ahora ya es grande. ¿Cómo podemos sacarla de la botella sin romper la botella y sin hacer daño a la oca?
Una respuesta posible es que la Oca ya está fuera de la botella. Nadie dijo que la botella tenía una boca muy estrecha y, además, ¿por qué pondríamos una Oca en una botella con cuello estrecho?
Esta metodología de enseñanza se ha identificado también en las palabras de Jesús (quien creo fue muy Zen) y su Koan:
"Les aseguro que al que tiene, se le dará;
pero al que no tiene, se le quitará aún lo que tiene".
(Lucas 19.26, Mateo 25.29)
El Zen y el Karate (una reflexión personal)
El zen está presente en toda actividad que busque sentido más allá del movimiento y uso del cuerpo como arma y está íntimamente relacionado con la actitud que se tenga en la práctica. En el karate y su forma existen muchas contradicciones que, vistas con la lógica racional de la mente occidental, pueden llevarnos al frustración y hacernos abandonar la práctica. Sobre todo en la manera que Genbu-Kai tiene de ver el karate: como una práctica formadora de personas más que máquinas de combates.
Llevo casi tres años perteneciendo a mi hogar marcial, en los cuales he visto muchos aspirantes a budokas no durar dos clases por no intuir (no digo entender, porque al principio, en karate, nada se comprende, no hay necesidad de hacerlo, no es la idea que lo comprendas todo de inmediato) que la violencia, el ego, la competencia, la ansiedad se dejan junto a las sandalias y que el dojo no se ensucia con esos sentimientos. Así, el zen de las artes marciales es mantener la mente quieta como estanque de agua para poder ver el fondo de uno mismo y que la verdadera batalla no es con un ejército invasor o un delincuente que nos acecha si no con uno mismo para, así, llegar al dojo y ni siquiera tener que dejar nuestro egoísmo, violencia e iras junto a las sandalias antes de entrar al dojo y poder darse cuenta que uno ya no anda cargando esos sentimientos.
Ahora que sé más sobre los Koans, puedo darme cuenta que en los katas y en la misma práctica están presentes… la tarea ahora es darles respuesta.
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