21.3.08

Poner la otra mejilla


Siempre he sentido que Jesús y su mensaje son muy Zen. Ya que sus enseñanzas muchas veces se nos presentan como una incomprensible paradoja, sin asidero lógico, al igual que las enseñanzas del Tao y del Zen.

De ahí que sea tan difícil traducir ciertas frases en japonés al español o al inglés, puesto que estos idiomas no tienen un nivel de detalle para diferenciar dos sutilezas que los orientales pueden ver y definir pero que, a nuestros ojos, nos parece paradójico.

Una de las enseñanzas más Zen que le he encontrado en Jesús, que me ha ganado muchos malos ratos y discusiones provechosas, es el ejemplo de “poner la otra mejilla” dentro del contexto de la reformación de la “Ley de Talión”, la que decía que la ley debía practicarse “Ojo por ojo, diente por diente”.

Jesús cambió esta ley por “al que te de una bofetada en la mejilla derecha, ofrécele también la otra”. Esta enseñanza se hace latente en la práctica del karate-do pues se nos enseña que el karate do es sólo para defensa… e incluso, muchos entrenamos para “No tener que pelear”. Es por eso, que a la gente nueva (y también a las personas que han tenido una mal guía dentro de las artes marciales) se les hace difícil entender el hecho de entrenar para no pelear, les parece paradójico e inútil y se les hace imposible concebir el hecho de ofrecer la otra mejilla luego de ser abofeteado.

Pero como suele ocurrir con estas parábolas o koans (en el caso del zen), su significado está muy lejos del literal, además, en el caso de Jesús, hay que seguir leyendo lo que sigue del sermón y llegar a la parte donde dice:

“Porque si aman a los que aman ¿Qué galardón tienen? ¿No hacen lo mismo los recaudadores de impuestos? Y si saludan a sus hermanos solamente ¿Qué cosa extraordinaria hacen?”


Las palabras de Jesús nos invita a ser “Mejores que los que nos ofenden” y “Tener una generosidad a toda prueba”… llevando este pensamiento al karate, uno puede pensar en que cualquiera puede lanzar un golpe de puño o una patada. Peleas ocurren entre profesionales y borrachos y nosotros no deberíamos ser iguales a ellos, puesto que sabemos más, sabemos más que ellos y es nuestro deber, para con nuestro arte marcial, no llevar nuestro arte a un nivel que no le pertenece…

Es como el capítulo del Arte de la guerra donde dice:

No se requiere mucha fuerza para levantar un cabello, no es necesario tener una vista aguda para poder ver el sol y la luna, ni se necesita mucho oído para escuchar el retumbar del trueno.


Cualquiera puede pelear e incluso ganar. No cualquiera tiene la fotaleza para evitar el conflicto, no todos tienen la humildad de aceptar que no lo sabe todo, no cualquiera tiene el coraje para hacer lo correcto. De eso se trata esta parábola.

Es algo para reflexionar, pero esto me hace recordar un dialogo de la película Karate Kid el del por qué entrenar:
Daniel: ¿Alguna vez peleó cuando era joven?
Miyagi: Mucho.
Daniel: Pero no fue como el problema que tengo, ¿cierto?
Miyagi: ¿Por qué? Pelear es pelear, es lo mismo.
Daniel: Si, pero Ud. sabía Karate
Miyagi: Siempre alguien sabe más.
Daniel: ¿Me quiere decir que hubo tiempos donde tuvo miedo de pelear?
Miyagi: Siempre miedo. Miyagi odia pelear.
Daniel: Si, pero a Ud. Le gusta el Karate
Miyagi: Y?
Daniel: y, karate es pelear. Ud. se entrena para pelear.
Miyagi: ¿Eso es lo que piensas?
Daniel: (Luego de pensarlo) No.
Miyagi: Entonces ¿Por qué entrenas?
Daniel: (piensa) Para no tener que pelear
Miyagi: Miyagi tiene esperanzas en ti.

Publicadas por Sauce a la/s 14:24 |  
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