Las batallas de hoy
Esto no es oriente y el suelo que pisamos no es Okinawa.
Es por eso que el karate ha llegado a occidente con una gran confusión en su concepto.
El karate nació para enfrentar la batalla, para detener el conflicto de la mejor manera, de ser la herramienta para ponerle fin a una confrontación.
Muchos nos hemos dejado seducir por estas palabras y el como las interpretamos refleja el verdadero hombre/mujer que existe en nosotros.
Nosotros los que hemos en algún momento interpretado de una u otra manera estas palabras, gracias a nuestras debilidades y nuestros egos, en un mundo de competencias hemos tomado el karate como arma contra las batallas, en un mundo donde las guerras ya se saben de antemano que son inútiles y sin sentido.
¿Para qué entonces, entrenarse en un arte de defensa, si las batallas han cesado (o eso pretendemos)? ¿Si hoy los tiranos no son los mismos que el antiguo oriente milenario?
Si se insiste en un karate para la lucha con otros, de medio de ataque, de modo de superioridad ante otros, de alimento al ego y medio de arrogancia, entonces tu batalla ha concluido y has sido derrotado.
Por que el centro del karate sólo puede ser hallado en ti, en ti debes buscar la batalla, esa batalla que falta pelear: en este mundo donde ya se sabe que la violencia se sabe inútil, la última batalla que queda por librar es contra tus propios demonios, que viven en cada uno: el miedo, el temor, la imprudencia, la pereza, la arrogancia y el ego entre otros, esos demonios que sólo se encargan de poner obstáculos en tu camino, que no te dejan ver el verdadero camino... aquél que se encuentra en ti y que puedes descubrir. Esa, para mí es la esencia del karate hoy, de derrotar a tus enemigos, esos que te atacan cuando buscas paz en tu mente, que te limitan y no te dejan conocer tu potencial.
El karate es el arte marcial que entrenamos para librar estas batallas... eso es lo que siento hoy cuando estoy en medio de la batalla. Esto es lo que he logrado ver en el ejemplo de mi sensei y mis sempais.
Por algo en nuestro Dojo Kun recitamos que el “la práctica del Karate-Do es para toda la vida”: no sólo por que nunca lograremos la perfección total de nuestro arte en esta vida por nuestra naturaleza imperfecta, sino que también la práctica trasciende el dojo y fuera de este: en como manejamos nuestra vida con otros y con cada uno de la misma manera. Y también trasciende más allá del dojo, dentro del dojo: dentro de tu propia batalla a la cual te presentas tan sólo con tu karate.